"El verano pasado grabamos una maqueta de 4 de nuestras canciones en directo en en los Estudios Metropolis en Vigo, que diseñó el propio Newell.
Al cabo de un par de meses, ya que tienen una buena relación con él, los propietarios del estudio le enviaron la maqueta a él para que la escuchara sin decirnos nada. Siempre tuvieron una gran confianza en la banda.
La sorpresa llegó cuando un día entro en el estudio, me dicen “mira Mario”, giran el monitor y me enseñan la respuesta de Philip a lo que opinaba de las canciones que le mandaron sin darle mayor reseña que “escucha esto, Philip”. Le sorprendió la maqueta y eso nos dejó alucinados.
En los días siguientes barajamos la opción de pedirle a Newell que nos produjese una canción solo para que nos ayudase a encontrar nuestro sonido y poco más, sin esperar que lo hiciese puesto que sabíamos que llevaba muchos años sin querer ponerse a ese lado de la mesa. Conseguí hablar con él y aceptó. La idea era grabar una o dos canciones a lo sumo si conseguíamos hacerlo rápido la primera.
Intentamos cuadrar las fechas con él y en abril entramos en el estudio. La única premisa era: “¿Queréis sonar como en los discos de los 70? Pues entonces deberéis grabar como en los setenta”.
Así que el sábado por la tarde entramos en el estudio a grabar, nos hizo tocar varias de las canciones, sin decidir ninguna. El domingo por la mañana hicimos lo mismo, tocar unas cuantas veces las canciones restantes, y nos fuimos a comer. Cuando salimos de comer y le dijimos “¿Bueno Philip, que canción vamos a grabar?”. Su contestación fue: “Bueno, creo que ya tenemos una buena toma de cada canción, así que vamos al estudio a ver cómo han quedado”. Flipamos. Él tenía claro que quería grabar todas las canciones porque “no existe una canción menor hasta que está grabada”. De modo que las baterías y los bajos son tal cual los que grabamos ese finde, en apenas 3 o 4 tomas por canción y con unos pocos cambios que sugirió. Luego, en las semanas posteriores (cuadrando los horarios como podíamos), ya entramos en el tema de los arreglos; elección de amplis y guitarras más adecuados, a lo que se le dio mucha importancia y se le dedicó mucho tiempo. Hay algunas canciones que tienen varias capas de guitarras con diferentes texturas, y luego se hizo lo mismo con los Hammond y los pianos. En el tema de la voz se hizo una labor muy dura y muy exigente, sobre todo en el trabajo de la melodía y en el énfasis de la letra. Decidimos que de los coros se encargarían un grupo también vigués de 4 chicas llamado Broken Peach, que canta soul y pop y son la bomba. Hicieron un trabajo brutal en poquísimo tiempo.
Lo que más destacaría en cuanto a la grabación ha sido la metodología en la grabación y la perspectiva de Philip de cómo debe ser una canción.
Estamos (y esto no es una exageración) ante uno de los ingenieros acústicos más importantes del mundo, un auténtico obseso del sonido, que curiosamente lo que defiende por encima de todo en la música es el feeling. Si algo que no se ha captado todo lo bien que se debería, incluso aunque haya algún error, tiene feeling, es perfecto. Eso es lo que realmente le importa. Así como el tema del metrónomo: nada de grabar con metrónomo, las canciones deben “bailar” por sí solas y con el metrónomo eso no es posible. Por eso la grabación fue en directo. Y por eso (defiende él) existe esa naturalidad en los discos grabados así.
Es muy reacio a grabar más de 3 o 4 tomas de algo, considera que si algo no está bien tocado a la tercera o cuarta, no vas a ser capaz de tocarlo mejor ese día. ¡¡Nada de perfección!! ¡¡Feeling!! ¡¡Creételo!! ¡¡Siéntelo!! Si te equivocas, no importa, y si tiene lo necesario, se queda. Otra de las características será la naturalidad del sonido, no se “adulterará” lo estrictamente grabado.
Y como guinda al pastel, la cantidad de anécdotas y ejemplos de cómo grabó ciertas cosas, discos, conciertos, etc… Con los muy, muy grandes, eso fue la hostia. Éramos un grupo de frikis tramando estrategias para tirarle de la lengua y nos contase.
El disco lo hemos grabado en los estudios Metrópolis en Vigo y el técnico de sonido fue Fran Álvarez. Ahora mismo se encuentra a punto de comenzar a masterizarse y esperamos tenerlo para enero o, como muy pronto, para finales de diciembre.
Casi todo el proceso de grabación fue documentado por Alberto Lora, por lo que hay mucho material gráfico y vídeo. El encargado del artwork del álbum es el ilustrador Charlie Casado, también vigués.
El trabajo, cuyo título es “A Home Called Metropolis”, tendrá una duración de 42 minutos con 8 cortes. El título y el concepto gráfico viene a que queremos reflejar que, a pesar de ser un proyecto profesional, todo ha sido como una gran familia, desde los propietarios del estudio hasta el ilustrador, trabajando en equipo por una apuesta de todos.
Será autoproducido y no contaremos con ninguna discográfica, al menos por ahora. Comenzaremos la semana que viene una campaña de Verkami para lograr recuperar algo de pasta, porque esto se nos fue mucho de las manos.
Lo sacaremos tanto en CD, vinilo, como plataformas digitales a su debido momento, y entre finales de enero y febrero se hará un concierto en cada provincia gallega para la presentación”.
Álvaro. No hay tregua.
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